Un pequeño Japón en el centro de Barcelona.

 

 

 

Antes de venir a Barcelona, cuando vivía en Kobe, Japón, me fijaba poco en el valor de mi cultura, pues formaba parte intrínseca de mi vida. No obstante, la distancia, cierta añoranza, el contraste con una sociedad desconocida hicieron que se diese cuenta de que tenía mucho que decir sobre mí y sobre mis orígenes.

 

Un día, cocinando uno de mis platos japoneses preferidos, caí en la cuenta de que algo fallaba. La comida japonesa, como otras tantas cosas de esta cultura, precisa de unos utensilios concretos: platos, cuencos, tazas o teteras… porque cada alimento corresponde a un tipo de plato, que debe ser de una determinada forma y de un color preciso. La vista desempeña un papel fundamental: junto con el gusto y las texturas conforman una experiencia única.

 

Sería fácil decir que en MOMO puedes encontrar objetos que sintetizan la cultura japonesa. Pero la realidad es un tanto más compleja: en este espacio hay mucho sentimiento, algo de romanticismo, y sobre todo parte mí…

 

Kaori Takahashi, fundadora de Momo Barcelona